Por Narciso Isa Conde
A propósito de mis diferencias con quienes insisten que Marcha Verde pacte con los “partidos de oposición”, vale precisar que no soy -ni pretendo ser- puritano, pero tampoco proclive a abrazar una «oposición» corrupta y neoliberal, reiterando una táctica ya fracasada. Igual rechazo actitudes seudo-izquierdosas que insisten en aislarse de las actuales y promisorias movilizaciones, ahora teñidas de verde, en proceso de radicalización frente a un poder mafioso.
Ambos posicionamientos rumean pesimismo respecto al rol a desempeñar por los/as revolucionarios/as que ni nos rendimos ni les hacemos el juego a facciones políticas comprometidas con los males acumulados durante décadas, porque ambos son incapaces de percibir que las izquierdas (sociales, culturales y políticas), nuevas o renovadas, están creciendo. Que el pueblo verde está más a la izquierda que el 22 de enero y que se van gestando formas inéditas de ser izquierda.
Quienes no crecen son los grupitos doctrinarios, ni la falsa izquierda partidista curtida en el oportunismo de derecha y en la conciliación con esta institucionalidad.
En el movimiento verde, precisamente por su dimensión y diversidad, la hegemonía o influencia determinante entre las diferentes corrientes políticas, está todavía en una fructífera disputa. Nada está asegurado, ni siquiera su permanencia. Pero nada será igual luego de estos 11 meses de formidables movilizaciones y debates. Y si no lo creen, solo observen lo que piensa el pueblo de los partidos tradicionales (oficialistas y «opositores»)” y de instituciones estatales que han controlado.
La propuesta de Guillermo, Fafa Taveras y otros dirigentes opositores, invitando a MARCHA VERDE a aliarse a agrupaciones desacreditadas, expresan una cierta desesperación a causa del evidente desplome del régimen en que han medrado los partidos electoralistas.
A esos dirigentes hay que decirles que si no tienen la determinación de romper con toda esa porquería, mejor irse a «freír tusas» y no a enamorar una Marcha Verde imposibilitada -dadas sus metas fundamentales (fin corrupción-impunidad)- de amar partidos que predomina la política como negocio, el delito y el conservadurismo (PRD-PRM, PRSC, FNP, PUN, PQDC…).
Aun sabiendo que Guillermo se asume “centro-progresista”, que propone reformas a un sistema irreformable, es penoso su empeño en salvar ese “frente opositor”, dañando a Marcha Verde. Igualmente erróneo es que Fafa, con su valioso historial, siga en el PRM.
No hay vía institucional para liquidar la dictadura morada. Es imprescindible la democracia de calle para desmontarla, bajando y trancando sus detentadores…y Constituyente Soberana para construir lo nuevo.
narsoisa@gmail.com